Bernard Hopkins no tendrá noche fácil ante el más joven rival Joe Smith Jr. Tom Hogan- Hoganphotos/Golden Boy Promotions

Bernardo Pilatti | ESPN Digital

A un mes de cumplir cincuenta y dos años, Bernard Hopkins (55-7-2 con 32 KO) se retirará del boxeo profesional tal como lo ha hecho durante toda su vida: asumiendo retos. Enfrentará al irlandés Joe Smith Junior (22-1 con 18 KO) un rival al que casi dobla en edad, noqueador, agresivo y por ello muy peligroso. Pero la pelea es una cosa y el final de la carrera de Hopkins es otra cosa. Algo que debemos destacar en primer lugar y antes de evaluar lo que pueda suceder en el combate que tendrá lugar este sábado en el Forum de Inglewood, California.

CAMPEON EN EL RING, CAMPEON EN LA VIDA

Y despedir al «Ejecutor» es todo un acontecimiento o dicho en términos más coherentes con la realidad: es el final de una historia dentro de la historia misma del boxeo.

Hopkins, que reinó por diez años como campeón mundial de los pesos medianos. Hopkins, que logró unificar los cuatro principales títulos de campeón (AMB-CMB- FIB -OMB) en una misma división. Hopkins, que impuso un record con veinte defensas de ese título. Hopkins, que después de vencer a Jean Pascal y conquistar el título semipesado, se transformó en el púgil de mayor edad en conquistar un título mundial.

Este sábado no solo estaremos despidiendo a un gran campeón, también estaremos despidiendo a una verdadera leyenda, denominación ajustada a todo lo que logró en el ring, pero también lo que consiguió fuera del mismo. Porque si Hopkins logró alcanzar con el boxeo victorias que pocos consiguen emular, no hay ninguna duda en afirmar que sus mayor victoria la consiguió fuera del ring, cuando «Hopkins venció a Hopkins».

No es un juego de palabras ni una demagogia para aumentar el contenido de una columna previa que pretende ser un homenaje. La actual imagen inspiradora de Hopkins, nació de su antítesis, el tenebroso pasado que lo llevó a la cárcel y luego al giro radical de su existencia.

Un drama del que pocos consiguen escapar y que empezó tan temprano como en su adolescencia. Ni había cumplido aún dieciocho años cuando fue condenado a dieciocho años de prisión acusado de cometer nueve delitos graves, entre los que figuraban intentos de asesinato y robos a mano armada. Pasó cinco años en prisión, una prisión que a pocos les permite reflexionar. Excepto a Hopkins. Con la ayuda del Islam, él le dio un cambio radical a su vida y el boxeo fue el insturmento para encontrar el camino hacia su nueva vida.

Su dedicación al deporte ha sido un ejemplo que sirvió, sirve y servirá de inspiración a muchas generaciones de pugilistas. Pero su conducta dentro y fuera del ring, nos ha permitido aprender muchas cosas sobre la capacidad de reivindicación social del ser humano, basada en su propia iniciativa, nacida de su propio esfuerzo.

Hoy, Hopkins es un deportista de primer nivel en plena vigencia pese a sus casi cincuenta y dos años de vida, es un empresario exitoso y es también un ejemplo de vida, experiencia que, entre otros lugares, la vuelca a diario en la Fundación de GBP para apoyar a diversas causas sociales.

Quizás, con una biografía como la de Hopkins, su pelea despedida debe ser considerada un mero trámite, una razón para celebrar el adiós o un argumento para cerrar el largo camino de un futuro Salón de la Fama. Pero no es así. Su despedida no será una «perita en dulce». Al menos, el rival elegido se presume que le dará tanta guerra como los anteriores oponentes.

¿QUE PELEA VEREMOS?

Hay que tomar en cuenta que Bernard Hopkins no pelea desde noviembre de 2014 cuando perdió contra Sergey Kovalev en una batalla en la que no se vio bien. Es difícil imaginar que su desempeño pueda superar al que le vimos ante Kovalev y ese detalle puede estar marcando el primer riesgo.

Su rival, Joe Smith Junior, sufrió la única derrota en su palmarés en el 2010, no obstante en su lista de derrotados lo que abunda son rivales desconocidos, excepto el de su última pelea: el polaco Andrzej Fonfara al que venció por TKO en el mero primer asalto. Ese detalle abre un inevitable signo de interrogación sobre la posible sobredimensión de sus cualidades ante la falta de oponentes de primer nivel en su carrera.

En términos puramente boxísticos, las condiciones de Smith son respetables. Es agresivo, frontal y de poca especulación. Suele marcar el ritmo de la pelea con el jab de izquierda y coloca sus mejores golpes con la derecha por adentro. Pone presión todo el tiempo y cuando trata de noquear, apura su golpeo por afuera, conectando con las dos manos. Se cierra bastante bien cuando le toca defender y parece tener buena asimilación.

Hopkins, por su parte es dueño de una condición física privilegiada e indudablemente su capacidad técnica es muy superior a la del irlandés, algo que compensa las desventajas que pueda otorgar.

Seguramente, a Hopkins lo veremos como siempre: elusivo, esperando y saliendo por laterales para romper el acoso o contragolpeando, soltando golpes desde los ángulos o tratando de sorprender entrando y saliendo en velocidad para llegarle a Smith con combinaciones de dos y tres golpes consecutivos.

Es muy difícil dar un pronóstico de esta pelea. Todo dependerá de la forma en que Smith supere el miedo escénico y las condiciones de Bernard Hopkins a la hora del combate, aunque aceptemos que ello no es lo más importante. Este sábado se retira una leyenda que le ha dado mucho al boxeo. Gane o pierda, lo veremos entrar a la historia como un campeón eterno.

Fuente de información, imágenes y vídeos:

http://espndeportes.espn.com/boxeo/nota/_/id/2893361/bernard-hopkins-la-despedida-de-un-campeon-eterno